viernes, 7 de marzo de 2008

«¿Bego, por favor! ¿Puedes dejar de mover esa pierna?»

Una basauritarra de 18 años y sus padres relatan la manera en que la joven se enfrenta a la enfermedad
Cuando nació, era como una muñequita. Llegó tan pequeña que casi se perdía en la palma de la mano de su padre. «Miguel la llamaba 'la chuletita'». Pasados los seis primeros meses de embarazo, el cuerpo de su madre, una burgalesa llamada Dory Sahuquillo, decidió que no quería seguir adelante con la gestación. «Los médicos nos dijeron que no estaba todo perdido, pero también nos advirtieron de que muy pocos niños sobrevivían en aquellas condiciones». Begoña Velasco, que así se llamaba el bebé, lo logró. Sobrevivió a la incubadora; y desde entonces no ha parado quieta.
«Cuando era una niña -recuerda el padre de la joven- el camarero de un restaurante acabó atándola a una silla. No podíamos con ella». No paraba quieta, pero nadie sospechaba que la pequeña, en realidad, estaba pagando el precio de la enfermedad que padecía. «La comparabas con otros críos en el parque y, sí, -dice Miguel Velasco, efectivamente, era movida, pero quién podía imaginárselo».
La niña siguió creciendo sin dejar de moverse. «Hay niños movidos pero, de verdad, lo de esta era una locura. Volvíamos a casa y a la una de la madrugada seguía despierta. En una ocasión, desapareció en el parque de Cabárceno y la encontramos intentando colarse en el recinto de las avestruces. Otra vez -recuerda su madre - se escapó en un hotel y apareció en la habitación de unos italianos...».
Era incapaz de concentrarse. «Lo peor -relata ella- es que la mayoría de las veces no soy consciente de mi estado de nervios. A menudo, tienen que decirme: 'Begoña, por favor, ¿puedes dejar de mover esa pierna, que nos pones nerviosos?'». El misterio comenzó a resolverse cuando la pequeña cumplió 7 años y a su movimiento insaciable se unió un permanente despiste.
«Lo tengo todo»
El de Begoña Velasco era un problema más profundo que el baile nervioso de una pierna. El suyo es un caso de libro. Diagnosticada desde hace una década, la joven basauritarra, de 18 años, presenta los tres síntomas clásicos del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) : le cuesta mantener la concentración; es impulsiva -«¿Cada vez menos, porque estoy medicada, pero sí que a veces mis amigos tienen que decirme: '¿Oye, Bego, tranquila!'»-; y es también hiperactiva. «Lo tengo todo».
Estudia segundo de bachiller y sueña con ser médico o enfermera, «según la nota que pidan». Tiene el valor de la constancia, que le permite suplir las serias dificultades que tiene para permanecer sentada frente a un libro. «Me cuesta muchísimo, pero en cuanto pasa un rato me digo: '¿Qué haces! ¿Ya has llegado hasta aquí, ahora no puedes tirarlo todo por la borda!'».
Aunque nunca le ha dado por probar drogas, uno de los problemas más comunes en chavales afectados y sin tratamiento, cuenta que se siente «muy reflejada» en las historias de M, el héroe hiperactivo. «Me veo a mí misma cuando el protagonista, cansado de todo, decide abandonar la terapia, no tanto en lo de las toxicomanías. A mí, mis padres y los médicos que me atienden me han sabido llevar muy bien».
Su padre, miembro de la asociación vizcaína AHIDA, se queja de la falta de recursos médicos y escolares para la atención a los chavales afectados. «La verdad es que no nos podemos quejar de La Merced, el centro donde estudia Begoña, pero queda mucho por hacer», explica Miguel. «¿Joé! -protesta ella-. ¿Me estás poniendo nerviosa!».
-Sólo digo lo que pienso. En Estados Unidos, a los chicos hiperactivos les dan otras facilidades, como más tiempo para los exámenes... Se pone mala mi hija cuando me oye hablar de esto.
-¡Es que no lo quiero! Yo quiero competir con mis compañeros en igualdad de condiciones. Aunque haya veces que les saque de los nervios y me digan: «Begoña, anda, vete aquella esquina».
Ella lo tiene claro: «Ser hiperactiva no es un trauma. Soy muy pesada, hablo demasiado, me muevo mucho, pero seguro que tengo otras muchas virtudes». Seguro que sí.
FUENTE
: F. APEZTEGUIA
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20080303/sociedad/bego-favor-puedes-dejar-20080303.html

No hay comentarios: