lunes, 10 de marzo de 2008

Estudian el alto índice de abandonos en el tratamiento de la hiperactividad

La psiquiatra Maite Ferrín investiga la eficacia de la psicoeducación en la adherencia a la terapia farmacológica con 150 familias de Jaén y Barcelona

El Complejo Hospitalario de Jaén lleva a cabo una investigación sobre las causas de la escasa adherencia al tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) infantil, en colaboración con el Hospital San Juan de Dios de Barcelona y el Instituto de Psiquiatría de Londres. La psiquiatra Maite Ferrín Erdozain, responsable de este estudio, realiza el seguimiento de 150 familias de niños con este trastorno y pretende determinar si la psicoeducación es capaz de reducir el alto índice de abandonos de la medicación o favorece una mejoría clínica del trastorno. La investigación cuenta con financiación del Fondo de Investigación Sanitaria del Instituto Carlos III y la Fundación Alicia Koplowitz.
Maite Ferrín (Pamplona, 1976) explica que este trastorno se caracteriza por la excesiva actividad motora, la falta de atención y la impulsividad. La especialista matiza que existe un problema cuando esos síntomas se producen a niveles que resultan inadecuados para la edad del niño: «Lógicamente, a un niño de 3 años no se le puede pedir que tenga la atención de uno de 12».
Además, para diagnosticar la enfermedad es necesario que se produzca una disfunción a nivel escolar, familiar o social. Es frecuente que estos niños tengan un bajo rendimiento académico, agoten a sus padres y sus hermanos, y presenten dificultades para hacer y conservar amigos.
Mucho peso genético
El TDAH tiene causas genéticas y ambientales, aunque las primeras parecen tener más peso. «El componente genético está presente en el 70% o el 80% de los casos -explica la doctora Ferrín-. Hay factores ambientales, pero casi siempre tienen que interaccionar con los genes que producen una predisposición a padecer la enfermedad». Entre esos factores ambientales están la exposición a tóxicos -entre ellos el plomo-, las complicaciones durante el parto, el consumo de tabaco de la madre o el bajo peso al nacer.
Se calcula que un 5% de la población mundial infantil sufre este trastorno, aunque ese porcentaje varía en función de los criterios de clasificación, más laxos en Estados Unidos -donde los afectados superan el 10%- y más rígidos en Europa.
Medicación y estrategias
La psiquiatra del hospital de Jaén señala que el tratamiento del TDAH debería combinar la medicación y la terapia cognitivo-conductual, para enseñar a los chavales estrategias con las que controlar su problema y a las familias, cómo manejarlos. Muchos de estos chicos tienen una baja autoestima, recuerda, porque son conscientes de que no rinden lo que podrían, son rechazados por otras personas y continuamente se les pone la etiqueta de 'malos'. «Hasta hace poco -explica- se creía que la hiperactividad era una enfermedad de la infancia y la adolescencia, pero las investigaciones coinciden en que el 80% de los niños continúan presentando síntomas en la edad adulta. La mayoría de las veces, de esos tres síntomas disminuye la hiperactividad y predominan la inatención y la impulsividad, aunque en menor medida que al principio».
Además, no es infrecuente que una hiperactividad mal tratada desemboque en la adolescencia y la juventud en la aparición de problemas emocionales, consumo de drogas, trastornos de conducta y la comisión de robos y otros delitos. El riesgo de presentar trastornos psiquiátricos aumenta por cuatro en las personas que han tenido un TDAH.

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